Hoy venimos pisando fuerte, y os volvemos a traer una noticia que nos ha mandado una de nuestras compañeras, no es actual, pero es un buen ejemplo de lo que queremos enseñaros con nuestro blog.
Se trata de un incidente sucedido en Alicante en el verano de 2015.
La protagonista de este caso fue una enfermera que trabajaba en el Hospital de la Vega Baja, condenada a 2 años de prisión por provocar de manera involuntaria la muerte de una paciente.
La mujer ingresó el 28 de mayo en urgencias por una pancreatitis aguda leve, según la médico que atendió allí. Después de esto, la paciente mejoró con analgesia por lo que se le recomendó ingresar unos días, para evitar riesgos, hasta la recuperación completa, con sueroterapia continua para no deshidratarse. Sobre las 2 de la mañana de la primera noche, al ser levantada para ir al servicio (por su hija), la vía se salió de la vena. A simple vista, parece una tontería, pero esto sería el principio de un resultado fatal. La hija de la víctima, al verlo avisó a la enfermera de guardia, para que volviesen a canalizarle la vía, pero esta prefirió dejarlo para la mañana, sin darle la mínima importancia. La hija de la paciente al no tener conocimientos ni médicos ni enfermeros estuvo conforme con la decisión de la enfermera. Se podría decir que esta fue la peor decisión que pudo tomar la enfermera, ya que la fue la causa de la muerte de la paciente días después. A la mañana siguiente, a las 8:30, la medica encargada, tuvo que solicitar un TAC abdominal, el cual mostró que el empeoramiento de la mujer fue debido a la falta de suministro de la fluidoterapia prescrita, haciendo que la pancreatitis leve se convirtiese en grave, provocando que el 1 de junio, la paciente muriera en la UCI del hospital por fallo multiorgánico.
Por esta negligencia, el Juzgado de lo Penal, impuso a la sanitaria una pena de dos años de cárcel por homicidio por imprudencia grave, ya que lo que podría haber sido una dolencia sin mayores consecuencias, desembocó en la muerte por la omisión de atención y asistencia necesarias por parte de la enfermera. La procesada no podría ejercer su profesión durante 3 años y medio. Además de la pena de cárcel y destitución del puesto, se le condenó al pago de 132.000 euros repartidos para cada uno de los hijos de la fallecida.
Para evitar todo esto, la enfermera trató de eximirse de la responsabilidad de los hechos, alterando la hora de llamada de la hija acompañante de la víctima la noche del suceso, lo que dejó claro que estaba omitiendo sus tareas voluntariamente. Los médicos que declararon en el juicio, negaban que la enfermera tuviera la capacidad de actuar como lo hizo, además de destacar que en el tratamiento ponía que era de gran importancia la hidratación de la paciente con sueroterapia.
Y esta es la noticia chicos, como siempre os decimos, es muy fácil cometer un error semejante a este, y que realmente podríamos provocar la muerte sin ni siquiera darnos cuenta de ello, por lo que os recomendamos realizar siempre bien vuestro trabajo, por mucho que cueste o por muy poco importante que parezca.
Nos veremos en la próxima publicación😉
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